17 noviembre, 2006

El adiós de un campeón

Hoy me voy a tomar la licencia de no hablar de motor aunque sí de un amante de los coches, las motos y las carreras. De hecho hace años llegó a competir en la Copa Porsche.

Hablo de Don Francisco Fernández Ochoa. Tuve la gran suerte de conocer a Paquito Fernández Ochoa. Mi íntima amistad con su hijo desde hace tiempo me hizo tratar con una de las personas con más gancho y don de gentes que he conocido hasta el momento.

Paco era alegre, generoso, sincero, entregaba todo lo que tenía. Le encantaba que tanto sus amigos como los de sus hijos fueran a su casa. Nunca se me olvidará el fin de semana que pasé en su casa de Cercedilla en julio de 2005.

Allí me contó todo tipo de historias y aventuras, por supuesto relacionadas con el mundo del esquí. Creo que poca gente como él tenía tantas historias por contar. Me habló de su relación con el Rey, de su amistad con el mítico Alberto Tomba, la polémica que se lió con el caso de doping de Juanito Muehlegg y mucho más…

Su casa es el fiel reflejo de un campeón en la que se pueden ver instantáneas con Ángel Nieto, José Legrá, Mariano Haro… Huele a espíritu deportivo.

Paco es un modelo a seguir por todos los deportistas: es el único español con una medalla de oro olímpica en unos juegos de invierno y además lo consiguió en un momento en el que sólo unos pocos esquiaban en España. Hasta ahora nadie lo ha conseguido y ya esquiamos unos cuantos.

También es un modelo a seguir como ser humano y no sólo por su bondad sino también por cómo ha afrontado esa terrible enfermedad llamada cáncer. Él era el que siempre tenía una sonrisa en la boca para animar a los suyos mientras recibía los fuertes tratamientos de “quimio”.

A partir de ahora todos los esquiadores te vamos a echar de menos, también el pueblo de Navacerrada, Cercedilla, los amantes del golf… mucha gente. Nada va a ser lo mismo sin ti. Paco, estés donde estés, siempre serás un superclase.

Naciste como un campeón, viviste a lo campeón y nos has dejado como un campeón. ¡Descansa en paz!

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